Una vez más José Enrique Cima ha vuelto a dar en el clavo con sus comentarios en el diario La Nueva España, en esta ocasión ha leído como nadie lo que sucedió ayer en la carrera y lo ha reflejado de esta manera tan brillante sobre el papel del periódico más vendido de Asturias.
Orgullos heridos y el «salvador» Santi Pérez
JOSÉ ENRIQUE CIMA Gracias a que los campeones quedaron heridos en su orgullo el primer día con la llegada a Llanes, donde se «permitió» la fuga de Chadwick y Machado, ayer hubo una gran jornada de ciclismo. Todos sabían que para evitar la opción de victoria final del portugués Machado, al haber tomado 3 minutos y a falta de la crono de hoy, había que intentar que hincara la rodilla. Y después de una «paliza» de 120 kilómetros de fuga, la mejor ocasión era darle la batalla al día siguiente porque es cuando más se acusa.
Con un día de recuperación, tanto el portugués como el propio Chadwick volverían a ser otra vez fuertes. Así que ni Vicioso, ni Guerra, ni Samuel Sánchez quisieron dar tregua, y por eso metieron el órdago de atacar a fondo en la subida a San Martín de Huerces, tras imponer sus equipos un ritmo demoledor. Los aficionados disfrutaron de lo lindo viendo a un campeón olímpico (Samu), a dos ganadores de esta Vuelta (Vicioso y Sevilla) y un triunfador de Portugal (Héctor Guerra) poner la carrera patas arriba en los 3 kilómetros de la dura subida. Fue un duelo de los más bellos por delante, con el colombiano Montaña, que deslumbró a todos por su facilidad de «escarabajo».
Vicioso también pagó los platos rotos al perder 100 metros en el alto. Pero si se piensa que el líder Chadwick se quedó al empezar la dura subida y solamente perdió 45 segundos en meta, y sobre todo que el más firme candidato candidato -por la ventaja que tenía-, Machado, cedió nada más que 25 segundos, las cuentas quedan pendientes para el Acebo. Pero antes el portugués tiene que demostrar hoy en la crono que está bien recuperado de la paliza inicial. Ya hablamos de las grandes cualidades físicas de Machado y también de su falta de estrategia. Ayer tuvo al comentado «profesor» Santi Pérez a su lado. No solo asesorándole para que la presión no lo enterrara, sino también tirando de él como un cosaco.
El moscón demostró ayer que está en la senda buena; casi la misma que le hizo acabar segundo en la Vuelta a España de 2004 y ganar tres etapas. El asturiano demostró, sobre todo, que sabe ser un gregario excepcional, porque animó al portugués, tiró de él para salvarlo y mantener la opción de triunfo en la Vuelta. Hasta el punto de que el moscón limitó sus opciones, ya que pudo estar con los mejores. Y, estando delante, Santi Pérez es tan rápido como Óscar Sevilla, que superó a Samuel Sánchez. Pero Santi Pérez quiso demostrar su fidelidad a un compañero que se puso líder por una escapada sorpresa. Hasta Sobrino tuvo su momento de gloria con el sacrificio de la fuga, que le puede perjudicar de cara al sprint de hoy en Avilés.
Con un día de recuperación, tanto el portugués como el propio Chadwick volverían a ser otra vez fuertes. Así que ni Vicioso, ni Guerra, ni Samuel Sánchez quisieron dar tregua, y por eso metieron el órdago de atacar a fondo en la subida a San Martín de Huerces, tras imponer sus equipos un ritmo demoledor. Los aficionados disfrutaron de lo lindo viendo a un campeón olímpico (Samu), a dos ganadores de esta Vuelta (Vicioso y Sevilla) y un triunfador de Portugal (Héctor Guerra) poner la carrera patas arriba en los 3 kilómetros de la dura subida. Fue un duelo de los más bellos por delante, con el colombiano Montaña, que deslumbró a todos por su facilidad de «escarabajo».
Vicioso también pagó los platos rotos al perder 100 metros en el alto. Pero si se piensa que el líder Chadwick se quedó al empezar la dura subida y solamente perdió 45 segundos en meta, y sobre todo que el más firme candidato candidato -por la ventaja que tenía-, Machado, cedió nada más que 25 segundos, las cuentas quedan pendientes para el Acebo. Pero antes el portugués tiene que demostrar hoy en la crono que está bien recuperado de la paliza inicial. Ya hablamos de las grandes cualidades físicas de Machado y también de su falta de estrategia. Ayer tuvo al comentado «profesor» Santi Pérez a su lado. No solo asesorándole para que la presión no lo enterrara, sino también tirando de él como un cosaco.
El moscón demostró ayer que está en la senda buena; casi la misma que le hizo acabar segundo en la Vuelta a España de 2004 y ganar tres etapas. El asturiano demostró, sobre todo, que sabe ser un gregario excepcional, porque animó al portugués, tiró de él para salvarlo y mantener la opción de triunfo en la Vuelta. Hasta el punto de que el moscón limitó sus opciones, ya que pudo estar con los mejores. Y, estando delante, Santi Pérez es tan rápido como Óscar Sevilla, que superó a Samuel Sánchez. Pero Santi Pérez quiso demostrar su fidelidad a un compañero que se puso líder por una escapada sorpresa. Hasta Sobrino tuvo su momento de gloria con el sacrificio de la fuga, que le puede perjudicar de cara al sprint de hoy en Avilés.
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