El rigor del invierno

Una de las ventajas que tienen los ciclistas asturianos a la hora de entrenar es la exigente orografía del territorio astur. Esto permite que siempre se encuentren con importantes rampas en cada uno de sus entrenamienos y se adapten mejor a la montaña.

Santi siempre presume del paisaje y de las inigualables estampas pintorescas que guardan cada uno de los rincones por donde pedalea, todo parece ideal para una jornada idílica a los lomos de su bicicleta; rampas duras, puertos largos, alrededores de ensueño, vacas pastando.... pero ¿y el clima?

Los inviernos en Asturias (bueno los inviernos, los veranos, los otoños y las primaveras) son especialmente lluviosos y el líquido elemento sobre el asfalto y en los huesos, es uno de los principales enemigos del ciclista. La pretemporada en enero depende del tiempo y para la grupetta asturiana es habitual hacer las maletas para emigrar durante este periodo al levante español para conseguir la caricia del astro rey y secarse de tantas "mojaduras" sufridas por los húmedos trayectos norteños, pero a veces no es necesario salir del Principado si se tiene la planificación adecuada.

El problena de verdad viene cuando no sólo llueve, sino que además nos encontramos con temperaturas siberianas y nieve a nivel del mar... Cuando esto sucede tienes dos opciones, una; hacer rodillo, dos; hacer rodillo, tres; hacer rodillo mientras ves una película, cuatro; ir al gimnasio o salir a hacer un muñeco de nieve a la calle. Pero a parte existe la posiblidad de salir a entrenar, sí, sacar la bicicleta, quitarle los carámbanos mientras espantas a los pingüinos, echarle un par de bolas de nieve y liarse la manta a la cabeza, no por "que sea lo que Dios quiera" sino por "fai un cutu qu'escarabaya'l pelleyu"....

A veces no queda más remedio que desafiar al crudo invierno y si lo del año pasado (cuando Santi se quejaba del frío) pensábamos que era algo casual, lo de este año va camino de convertirse en la era glacial. Hace pocos días Santi salía con Raúl Santamarta a entrenar y se vieron sorprendidos por la nieve, no os perdáis la foto que nos mandan los dos esquimales de la montera picona porque ilustra muy bien el día a día de un esforzado de la ruta.